El oficinista Kiyoshi Adachi ha pasado 30 años de vida sin que nunca le hayan reventado la cereza. Debido a este profundo logro, se convierte en un mago con la capacidad de leer la mente a través del contacto físico. Sin embargo, cree que su habilidad recién adquirida es irremediablemente aburrida y ha hecho que no le gusten los lugares concurridos.