En el pueblo de Kurouzu-cho, Kirie Goshima lleva una vida bastante normal con su familia. Un día, mientras camina hacia la estación de tren para encontrarse con su novio, Shuuichi Saito, ve a su padre mirando un caracol en un callejón. Sin pensarlo, le menciona el incidente a Shuuichi, quien dice que su padre ha estado actuando de manera extraña últimamente. Shuuichi revela su creciente deseo de abandonar la ciudad con Kirie, diciendo que la ciudad está infectada con espirales.
Pero la obsesión de su padre con la forma pronto resulta mortal, comenzando una cadena de eventos horribles e inexplicables que hacen que los residentes de Kurouzu-cho se vuelvan locos.